Un impuesto global pretende garantizar que cada empresa pague al menos un impuesto mínimo en todo el mundo y que los beneficios ya no puedan trasladarse a paraísos fiscales. Sin embargo, se han aplazado las conversaciones sobre el impuesto digital del 3% para las multinacionales.

Agenda de la UE: unificar la legislación fiscal internacional
En el pasado, las grandes empresas digitales podían reducir considerablemente el importe de los impuestos que pagaban. ¿Cómo? Trasladaban sus beneficios de países con impuestos altos a otros con impuestos bajos, o directamente a paraísos fiscales. Y ahora hay que poner coto a esta práctica en el futuro. Hoy, en julio de 2021, los siete principales países industrializados han acordado introducir un impuesto mínimo mundial del 15%.
Es más, en el futuro debería quedar muy claro dónde tienen que pagar sus impuestos las empresas globales. Hasta la fecha, las tasas sólo debían pagarse en el país donde la empresa tiene su sede, pero no en los países donde las corporaciones digitales multinacionales como Google o Amazon realizaban sus ventas. Esto hizo que muchos de estos gigantes de Internet trasladaran su sede a países con un impuesto de sociedades bajo.
Planes para un impuesto digital europeo
Sin embargo, los planes para un impuesto digital en toda la UE, que ya están muy avanzados, se han congelado, al menos por ahora. Ya el 21 de marzo de 2018, la Comisión Europea acordó un impuesto digital sobre las ventas de ciertas actividades comerciales digitales, ya que los modelos de negocios digitales han pagado impuestos más bajos hasta la fecha que las empresas tradicionales. Los ministros de Finanzas de la UE acordaron un impuesto del 3% sobre las ventas resultantes de la publicidad en línea, la venta de datos de usuarios y otros negocios en plataformas en línea.
Este impuesto está destinado únicamente a las grandes empresas con un volumen de negocios global de al menos 750 millones de euros, y en la UE de al menos 50 millones de euros. Pero las empresas extranjeras podrían verse atrapadas en la normativa y sufrir un impacto masivo en sus planes de digitalización. Según una encuesta (en alemán) de la Bundesverband E-Commerce und Versandhandel Deutschland e.V. (bevh), el impuesto repercutiría en las PYME alemanas, ya que éstas dependen en gran medida de la infraestructura digital que proporcionan los mercados y plataformas electrónicos. Y por último, pero no por ello menos importante, el impuesto digital afectaría a los modelos de negocio convencionales y los esfuerzos de digitalización se ralentizarían.
Debido a este y otros argumentos, Alemania y la mayor parte de la UE aún no han aplicado la idea. Francia, sin embargo, grava a gigantes tecnológicos como Amazon, Facebook, Google y Microsoft desde finales de noviembre de 2020. Solo después de la Cumbre del G20 con las 20 mayores naciones industriales en julio de 2021 en Venecia se retomará el tema.
Crítica de la organización digital Bitkom y la BDI al impuesto digital
La organización digital Bitkom apoya la estandarización prevista del derecho fiscal internacional, sin embargo advierte que las empresas digitales o los modelos de negocio digitales no pueden ser gravados con un impuesto especial unilateral. Esta discriminación se vería reforzada por la introducción de un impuesto digital (alemán) en la UE. Al fin y al cabo, es un mito muy extendido que las empresas digitales suelen pagar menos impuestos que otras empresas. También la Bundesverband der Deutschen Industrie (BDI - Federación de Industrias Alemanas) critica el impuesto digital previsto a escala de la UE. Supondría una carga para las empresas europeas en forma de tasas.